miércoles, 14 de diciembre de 2011

"Matad a la escoria blanca"





Rhea Page, de 22 años, y su novio Lewis Moore, de 23, esperaban un taxi en el centro de Leicester cuando apareció un grupo de africanas -tres hermanas y una prima- que empezaron a golpear a la joven al grito de “te vamos a matar, escoria blanca”. Durante el ataque, las agresoras le arrancaron a la chica grandes trozos del cuero cabelludo y le propinaron un aluvión de patadas en la cabeza, espalda, brazos y piernas hasta dejarla inconsciente en el pavimento.

Sin embargo, las cuatro mujeres de origen somalí, fueron absueltas el pasado 6 de diciembre de la agresión que perpetraron contra la chica británica tras alegar el juez que, debido a su religión, no estaban acostumbradas a beber. El Corán prohíbe a los musulmanes consumir alcohol, aunque las enseñanzas islámicas permiten su uso con fines medicinales.

Ambaro Maxamed, de 24 años; Ayan Maxamed, 28; Hibo Maxamed, 24; e Ifrah Nur, de 28, admitieron la causa inculpatoria de los hechos ocurridos en junio de 2010, lo que conllevaría una sentencia máxima de cinco años de prisión por agresión con lesiones físicas. Pero el juez, Robert Brown, no solo suspendió la sentencia de prisión condicional de seis meses alegando que las mujeres, como musulmanas, no estaban acostumbradas a emborracharse, sino que en este caso ni tan siquiera se ha tenido en cuenta el agravante de “racismo” que con tanta celeridad se aplicó hace pocos dias a la ciudadana británica Emma West, por expresar su malestar de forma inapropiada en un metro londinense:

Rhea Page calificó la resolución de “repugnante” y dijo que “la banda agresora merecía reclusión inmediata, pero no se les ha impuesto ningún castigo. El hecho de que no estuvieran acostumbradas al alcohol no es excusa. Si no podían beber no deberían estar en los bares a esas horas de la noche. Incluso cuando todas escaparon tras llegar la policía, una de ellas volvió corriendo para darme mas patadas en la cabeza. Sinceramente, creo que me agredieron solo porque no soy negra. No puedo pensar en ninguna otra razón. No dejaban de gritarme puta blanca y escoria blanca. Ellas se turnaban para tirarme al suelo y seguir pegándome. Pensé que me iban a matar”.

La víctima fué tratada de graves contusiones físicas. En ese momento trabajaba cuidando a personas autistas y con dificultades de aprendizaje, pero tuvo que abandonar su trabajo a causa del estrés y de las frecuentes crisis de ansiedad que padece desde que sufrió la brutal agresión racista, motivo por el que aún está en tratamiento psicológico.
El juez dijo que “evaluar el hecho de tirar a alguien al suelo y darle patadas en la cabeza puede esperar”, y añadió: “las mujeres pudieron haberse sentido víctimas de la fuerza irracional del señor Moore cuando trataba de defender a su novia”, lo que conllevó a la anulación de la sentencia condenatoria.

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